jueves, 8 de febrero de 2007

Bosque Mediterraneo

Clima:


Son zonas de inviernos fríos pero suaves y veranos calurosos, con precipitaciones muy escasas. Es típico de toda la franja que rodea al Mediterráneo y algunos lugares de California y Africa del Sur. En la península Ibérica ocupa amplias áreas, a veces mezclándose con el bosque caducifolio. Las lluvias es de alrededor de 500 mm anuales y cae con gran irregularidad y torrencialmente. El clima mediterráneo se da entre los 30º y los 45º de latitud y en el oeste de los continentes. Se caracteriza por tener inviernos relativamente húmedos y veranos secos, resultado de las variaciones del frente polar y las altas presiones subtropicales. Estos son los principales que dominan el clima. Las centros de acción masas de aire que encontramos son de tipo tropical marítimo o continental y polar marítimo. Las masas de aire polar marítimo dominan en otoño e invierno y también en primavera. Son responsables de la mayor parte de las precipitaciones en este clima. Las estaciones más lluviosas son las intermedias, otoño y primavera. Especialmente en otoño, se pueden dar lluvias torrenciales provocadas por la acumulación de calor en las masas de agua durante el verano, y la llegada de gotas frías polares. En invierno pueden aparecer, localmente, anticiclones térmicos. Las temperaturas son suaves durante todo el año, con poca amplitud térmica anual (unos 15 ºC), sin embargo las condiciones topográficas pueden variar estos parámetros y encontrarnos con un clima más seco y frío; de inviernos secos y fríos y veranos frescos, aunque siempre dentro de las condiciones generales. Lo más significativo del clima son los tres o cinco meses de aridez en el verano; cuando está bajo el dominio del anticiclón subtropical.




Vegetación:


Sus árboles típicos son la encina, el alcornoque y el quejigo. Los arbustos son la coscoja, el lentisco, el madroño y algunas plantas aromática (romero, tomillo, espliego,...). Las especies arbóreas son de hoja perenne, pequeña y coriácea para soportar mejor las sequias estivale. Encinas y alcornoque, acompañados de acebuches, quejigos, algarrobos, etc. son los principales tipos de árboles en este bosque. Por debajo de estos árboles proliferan las plantas aromáticas como romeros, salvias, lavanda, etc. y el boj, madroños, lentiscos, jaras, etc.La vegetación típica es xerófila, ya que tiene que soportar la aridez estival. La especie dominante es la encina. El sotobosque es leñoso, espinoso y aromático, con especies perennifolias como el lentisco y el aladierno. En el cortejo florístico aparecen especies como la sabina, el madroño, el romero, el tomillo, las jaras, etc. En las zonas más húmedas aparece el roble como especie dominante. La relación entre relieve, clima y vegetación es evidente así como su influencia en ciertos sectores socioeconómicos, en la agricultura y el turismo. La vegetación de un país es un claro reflejo de su diversidad climática y puede ser observada en los paisajes característicos de las dos Españas: la España verde, con sus exuberantes y extensos bosques de hoja caduca y sus ricas planicies cubiertas de hierba; y la España mediterránea, con tierras no cultivadas y llenas de maleza xerófita y con unos pocos bosques que se han adaptado a la sequedad del verano. Sus paisajes diversos y su rica flora (unas 8.000 especies) constituyen otro tipo de cruce de caminos, en el que plantas procedentes de toda Europa se encuentran y mezclan con vegetación del norte de África. De esta manera la haya europea crece junto al roble mediterráneo, el pino carrasco, la palmera africana e incluso el eucalipto australiano.
Este cruce de caminos botánico se caracteriza por ciertas zonas bien definidas que corresponden en gran medida a los principales tipos de clima españoles. En la España húmeda predomina el bosque, en el que abundan especies como la haya o el roble, que crecen en las húmedas regiones marítimas, con sus hojas planas y húmedas que caen en los meses más fríos del invierno. Esta masa fresca está acompañada por un rico y variado monte bajo dominado por helechos, aliagas y brezos. El accidentado relieve del terreno y la altitud ocasionan la aparición de varios tipos de vegetación; por ejemplo, en las sombreadas colinas de cadenas montañosas hay bosques de robles mientras que encinas y otros árboles similares tienden a desarrollarse en espacios abiertos; más arriba, el terreno está dominado por hayas y castaños, de acuerdo con el tipo de suelo, mientras que la reforestación ha añadido varias especies o piceas; más alto incluso se encuentran praderas alpinas y maleza.
La España seca se divide en otros dos grupos distintivos de vegetación, de acuerdo con su temperatura peculiar y aridez, que se corresponden con la Meseta y la depresión ibérica, por una parte, y la España mediterránea por otra. Estos dos grupos tienen en común su adaptabilidad a la aridez, que ha dado lugar a una combinación de bosque y maleza que pueden crecer con muy poca humedad. Por lo tanto, y a pesar del deterioro producido por el hombre, un bosque típico de encinas y alcornoques sobrevive en la Meseta, aunque estos últimos prefieren generalmente suelos más silíceos y las sombreadas arboledas el sur y oeste de la región, extendiéndose hasta el oeste de Andalucía.



Fauna:



La fauna es rica y variada e incluye todo tipo de animales. En este ecosistema existen algunos animales como lagartos, conejos, liebres, topillos, jabalíes, zorros, ginetas, gamos, águilas imperiales, etc. El ecosistema del bosque mediterráneo es muy sensible a la desertización si se destruye su cubierta vegetal. Las lluvias torrenciales arrastran el suelo con facilidad y se erosiona con gran rapidez. La dehesa es un ecosistema único, típico de extensas zonas de la península Ibérica, en el que la acción humana ha modificado el bosque mediterráneo llegando a un equilibrio ideal para la explotación de recursos: madera, ganadería, etc. Ademas es un magnífico lugar de reposo y alimentación para las aves emigratorias.La abundante pero estacional disponibilidad de los alimentos del bosque mediterráneo, condiciona a los seres vivos durante las épocas de cría e invernada. Los dos pilares fundamentales de los que depende la riqueza animal de este sistema son: el conejo y los frutos otoñales-invernales (9).
Este tipo de ecosistemas presenta una elevada diversidad animal debido fundamentalmente a su fauna edáfica (137 000 invertebrados del suelo por metro cuadrado en otoño en Australia). Por otra parte están representados todos los géneros de vertebrados, destacando un gran numero de endemismos en anfibios y reptiles, quizá beneficiados por el escaso tamaño de las áreas con clima mediterráneo y su aislamiento.
Un caso excepcional es la gran riqueza de aves que presentan estos ecosistemas en la época invernal, beneficiados por la otoñada y por el hecho de situarse en zonas intermedias latitudinalmente en el paso migratorio (california y cuenca mediterránea).
En cuanto a los mamíferos están bien representados, los pequeños consumidores primarios se adaptan a las explosiones de producción estacional (conejo: Orictolagus cuniculus) .Estos, constituyen la base de la pirámide alimenticia. Una característica morfológica curiosa en la cuenca mediterránea, es que sus variedades de mamíferos, presentan un tamaño menor que sus homólogos de zonas mas septentrionales(P.ej el ciervo: Cervus elaphus).La fauna está dominada por herbívoros de pequeño tamaño como el ciervo, la gacela, el jabalí y pequeños carnívoros, como el lince, el gato montés o el lobo. Además, encontramos roedores como la ardilla, el ratón, etc., y una amplia gama de aves, generalmente migratorias, como las cigüeñas, los gorriones, los jilgueros o el águila.

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